MÚSICA | Canciones | El bajalú





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DATA
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INCLUIDA EN LOS DISCOS OFICIALES:

(2017)
[Versión 1 estudio 2017]




LETRA
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Letra
Ernesto Cortázar Hernández, 
Pedro Galindo Galarza

Música
José Pablo Moncayo García

itunes
BAJALÚ SE FUE A LA GUERRA
Y NO ME QUISO LLEVAR
Y NO ME QUISO LLEVAR
BALAJÚ SE FUE A LA GUERRA
LE DIJO A SU COMPAÑERA
VÁMONOS A NAVEGAR
A VER QUIEN LLEGA PRIMERO
AL OTRO LADO DEL MAR.

ARILES Y MÁS ARILES
ARILES DEL CARRIZAL
ME PICARON LAS ABEJAS
PERO ME COMÍ EL PANAL.

ARILES Y MÁS ARILES
ARILES DEL CARRIZAL
ME PICARON LAS ABEJAS
PERO ME COMÍ EL PANAL.

A MI MÉXICO QUERIDO LE DEDICO ESTA CANCIÓN
LE DEDICO ESTA CANCIÓN, A MI MÉXICO QUERIDO
CANTANDO FUERE LO GRITO CON TODO MI CORAZÓN
AUNQUE ESTE LEJOS LO DIGO, COMO MEXICO NO HAY DOS.

ARILES Y MÁS ARILES
ARILES SIGO CANTANDO
A TODITA MI REGIÓN
A LA QUE YO QUIERO TANTO.

ARILES Y MÁS ARILES
ARILES QUE FUERTE DIGO
QUE VIVA MI VERACRUZ
Y MI MÉXICO QUERIDO, SI SEÑOR.

MUJER DE CANELA FINA
NEGRITA MARÍA BELÉN
TU MIRADA ME FASCINA
Y TUS ENCANTOS TAMBIÉN
TU BOQUITA COLARINA
PERFUMADA CON DESDÉN
LA QUIERO DE MEDICINA
PARA QUERERTE DESPUÉS.

ARILES Y MÁS ARILES
ARILES DEL QUE VENDRÁ
ARILES DEL QUE YA VIENE
DEL QUE AL FIN REGRESARÁ.

ARILES Y MÁS ARILES
ARILES DEL CARRIZAL
ME PICARON LAS ABEJAS
PERO ME COMÍ EL PANAL, AY, AY



VIDEO
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INFO
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Son jarocho (originario del estado de Veracruz, México) que estaría inspirado en el "Mambrú se fue a la guerra" (Ver nota "Bajalú se fue a la guerra" de Rafael Figueroa Hernández que se transcribe más abajo.

"El bajalú" fue popularizado por Jorge Negrete, quien la interpretó en su film "Historia de un gran amor" de 1945.



Jorge Negrete empieza a cantar en el minuto 2:20 (Film "Historia de un gran amor")





Balajú se fue a la guerra...
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(Estracto)

El repertorio de lo que actualmente conocemos como son jarocho se conformó probablemente en el periodo histórico que va de finales del siglo XVIII hasta los primeros años del siglo XX. Durante esos años la región que conocemos como Sotavento sufrió un proceso de aislamiento cultural que la convirtió en una zona de refugio para diferentes manifestaciones culturales que antes eran compartidas con buena parte del Caribe hispano: la música fue evidentemente una de ellas. Durante los años de la Colonia debido a la comunicación constante entre las diversas naciones constituyentes del Caribe Afroandaluz1, los diversos territorios compartían una serie de géneros musicales que formaban parte del mismo complejo: los géneros que ahora conocemos como punto cubano, seis puertorriqueño, mejorana panameña o son jarocho son complejos musicales claramente diferenciables hoy en día pero que no podemos diferenciar en los siglos XVI al XVIII, o no al menos con los elementos que tenemos en el presente.
Después del colapso económico de Haití y la creación de un nuevo orden económico en el Caribe estas músicas se refugiaron en zonas alejadas del trasiego comercial y comenzaron un proceso de diferenciación que los llevó a lo que son en la actualidad. Fue entonces básicamente durante el siglo XIX que el son jarocho desarrolló sus formas líricas y musicales como las conocemos ahora (...)


La palabra “balajú”

La palabra “balajú” parece tener su origen en los len-guajes indígenas del Caribe, como lo relata Douglas Taylor, la referencia más antigua está en el Dictionaire Caraïbe-François que Raymond Breton publicó en 1665 y en donde se le define como “poisson dit éguille3 de mer”, pez llamado aguja de mar.

La palabra está emparentada con bàlaoua que significa mar a partir de la raíz bala- que significa inestable y utilizada para algunas otras palabras que forman un campo cercano a lo marítimo. La palabra se usa hasta la fecha en diversos lugares del Caribe para denominar a un pez, aunque con algunas variaciones. La acepción con más consenso se refiere a un pequeño pez plateado, usado a veces como carnada, cuyo nombre científico es Hemiramphus brasiliensis, de la familia de los pajaritos o mediopicos dado que su mandíbula inferior es más larga que la superior, al cual se le ve continuamente rozando la superficie de las aguas quizá huyendo de sus depredadores y que en otras partes se le conoce como pez aguja o escribano. “Balajú es un pez tan rápido como avispado. En Puerto Rico persigue los barquitos de los pescadores para aprovechar la comida que se les cae”4, nos dice Caterina Camastra en la sección dedicada al son que nos ocupa en un libro para niños titulado sugerentemente Ariles y más ariles: Los animales en el son jarocho. (...)


Quizá por la relación con este pequeño pez rápido y escurridizo, se ledio el nombre de balajú a una pequeña embarcación8, que el Diccionario marítimo español de Martín Fernández de Navarrete (1831) define como “una especie de goleta americana común en las Antillas” (p. 73), y a su vez a la goleta la define como “una embarcación fina y rasa, y como de cien pies de eslora a lo más, con dos palos y velas cangrejas” (p.298). La ligereza de tal embarcación la hizo “muy útil para las entradas de contrabando.” (...)


Mambrú se fue a la guerra

John Churchill,
duque de Marlborough
Una versión muy popular del origen de El balajú es que proviene o derivade una cancioncita francesa compuesta a partir del rumor de que John Churchill, Duque de Marlborough, había muerto en la batalla de Malplaquet (1709) entre la Gran Bretaña y Francia. John Churchill era un personaje muy conocido en la época principalmente por sus victorias contra los franceses, por lo que la canción fue compuesta seguramente como una forma de vengar las derrotas sufridas. El difícil de pronunciar “Marlborough” fue decantándose en “Mambrú” que es como llegó a España.

Se dice que una de las nodrizas del Palacio de Versalles en la época de Luis XVI la cantaba con frecuencia y dado que a la familia real le gustaba, fue popularizándose primero en Francia, para después diseminarse de una manera extraordinaria por casi todo el mundo. Su presencia ha sido documentada en lugares disímbolos. No sólo en prácticamente todas las regiones de la península ibérica como Cataluña, Extremadura, La Rioja, Asturias, Castilla y otras, sino también en Portugal, Inglaterra, Alemania, Suiza e incluso en Marruecos donde todavía se canta. Asimismo en el continente americano se han documentado versiones en Estados Unidos y Canadá y en prácticamente toda Latinoamérica. En México se popularizó tanto que tuvo un desarrollo, digamos peculiar, al convertirse en uno de los sones perseguidos de la Colonia.

No tenemos ninguna evidencia para sustentar la supuesta relación secuencial entre El mambrú y El balajú, ya que a pesar de que se ha repetido continuamente el único sustento es la similitud de las palabras, ambas palabras agudas que terminan en una “u” acentuada. Creemos que la similitud en el nombre hizo que al cruzarse ambas creaciones en algún momento histórico se influyeran una a otra principalmente en la temática marinera pero que ambas siguieron manteniendo sus idiosincrasias
de origen. (...)


El Balajú jarocho

Son jarocho
El son jarocho que conocemos como El balajú, como todos los sones jarochos, no es una composición como se entiende en la tradición europea, sino que es simplemente un conjunto de referencias que deberán ser recreadas cada vez que se interprete, “cada interpretación, no importa que
sea con un son ya conocido, se vuelva un hecho único e irrepetible que las grabaciones simplemente documentan pero nunca pueden capturar, hecho que la sabiduría popular rescata cuando se anuncia “vamos a tocar un balajú” y no “vamos a tocar el balajú”.

La melodía, que proviene de la tradición oral, admite múltiples variaciones aunque siempre con una estructura general que la hace reconocible cada vez que se ejecuta. Un poco más estable es la secuencia armónica que junto con el ritmo marcado por las jaranas le da el carácter que lo hace reconocible y que se reproduce en las diversas regiones y en las diversas escuelas interpretativas históricas del son jarocho más o menos de la misma manera.

Es en la versada20 donde se recogen el mayor número de variaciones a pesar de tener una estructura lírica específica dictada por la melodía. Se canta con coplas octosílabas agrupadas en cuartetas, quintillas o sextillas a las que sigue un estribillo21 en cuarteta octosílaba que empieza la mayoría de las veces con la fórmula “Ariles y más ariles / ariles de...”

El campo semántico de El balajú, como un concepto que intenta definir los temas que la tradición, la memoria colectiva, relaciona con cada uno de los sones, nos habla de que en este son se “canta al mar y a las aventuras marinas”22, es quizá por eso que al intentar definir Balajú para un público infantil Caterina Camastra a partir del corpus comunitario de versos compartidos por el movimiento jaranero aventura las siguientes definiciones:
¿Quién es Balajú? Balajú es un guerrero, Balajú es un marinero. Nadie llega al otro lado del mar tan rápido como él. Balajú se va a la guerra y a nadie quiere llevar.



Los ariles

Thomas Moran - Veracruz puerto
(óleo sobre lienzo - 1884)
Ariles y más ariles,
ariles del carrizal
me picaron las avispas
pero me comí el panal.

Relacionada íntimamente con el son de El balajú es la palabra “Ariles” que se encuentra como base de su estribillo. No se sabe bien a bien el significado de la palabra Ariles, palabra que no aparece por ejemplo en el Diccionario de la Real Academia, o cuando menos no con una acepción cercana a como se utiliza en las coplas de El bajalú. El consenso general es que su significado gira alrededor de los sueños aunque algunos autores se aventuran a definiciones más precisas que tienen como base la versada heredada de siglos como única fuente. Lo hace por ejemplo Caterina Camastra cuando dice que “ariles” es una palabra “que se refiere al estado de ensoñación que tenían los marineros después de muchos días de no ver tierra firme” (...).


Presencia de El balajú

El balajú ha tenido en el ámbito general una presencia que desborda su entorno regional. Aunque no es tan conocido como sus hermanos La bamba y El colás, ha dejado huella en importantes momentos de la historia de nuestra cultura nacional. Encontramos a El balajú, por ejemplo, en esa epopeya del México posrevolucionario que es La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes.

En la hacienda de Coyuya se abastecieron los soldados de Napoleón III para salir, con las mulas cargadas de conservas, frijol y tabaco, al arrase de las posiciones de las guerrillas juaristas en la sierra, desde donde esas bandas de forajidos hostigaban los campamentos franceses del llano y las fortalezas de las ciudades veracruzanas. Y en la vecindad de la hacienda, los zuavos encontraron los grupos de vihuela y arpa que cantaban Balajú se fue a la guerra y no me quiso llevar y les alegraban las noches junto con las indias y mulatas que por allí anduvieron pariendo mestizos güerejos, mulatos de ojos claros y piel apiñonada, que se apellidaron Garduño y Álvarez cuando debieron llamarse Dubois y Garnier.
(La muerte de Artemio Cruz. Andres Bello, 1993 - 316 páginas, p. 291)

El balajú asimismo ha sido utilizado en varias ocasiones como material para composiciones sinfónicas, la primera de que tenemos noticia data de 1940 y corrió a cargo de la pluma de Gerónimo Baqueiro Foster: “Sus principales obras como arreglista son Suite Veracruzana, que incluye los temas: La bamba, El balajú, El pájaro Cu y La morena, dedicada especialmente a la Orquesta Sinfónica de Xalapa26. La obra sinfónica más famosa, sin embargo, basada en aires veracruzanos es el Huapango de José Pablo Moncayo que utiliza a El balajú como tema principal en cuando menos dos extensos de su obra, junto a otros sones como El siquisirí, El zapateado, El jarabe loco y La María Chuchena.

Sin embargo es en el cine mexicano donde El balajú ha tenido una presencia más continua. Destacan tres películas: Huapango (1937), La mulata de Córdoba (1945) e Historia de un gran amor (1942)


"Huapango" 
(México, 1937)
Huapango dirigida por Juan Bustillo Oro es el primer largometraje en donde se utiliza el son jarocho como parte de la trama, debido a que el argumento tiene lugar en el Sotavento veracruzano. Un hacendado moribundo deja todas sus propiedades a su hijo ausente con la condición de que se case con la muchacha de la película. El hijo retrasa su regreso a la hacienda por terminar sus estudios de ingeniería, pero el padre muere antes de que lo logre. Decide regresar de incógnito para averiguar primero que es lo que está pasando pero al final se descubre todo, hereda y se casa con quien ya estaba predestinado.

Al trovador Galo Barcelata de Tlalixcoyan se le asigna el papel de una especie de juglar sotaventino que va “a donde lo lleve su caballo” y que utiliza El balajú para dar acompañamiento a la historia. Cuando el hijo todavía no regresa, por ejemplo, canta la siguiente sextilla:

Ay amado Balajú
quién a mí me lo dijera
que habría de marcharse un día
para la tierra extranjera
olvidando que la propia
siempre ha de ser la primera.

Y cuando al fin regresa

Ariles y más ariles
ariles del que vendrá,
ariles del que ya viene
del que al fin regresará.
Ay amado Balajú
hoy es el alegre día,
porque el hijo del patrón
vuelve a esta tierra suya y mía.

El final feliz es acompañado con estos versos

Ay amado Balajú
hoy es el alegre día,
todos están muy contentos,
todos cantan de alegría.
Que al fin llegará la boda
del aquel que ya volvió,
a reconquistar su tierras
y una mujer se ganó.


"La mulata de Córdoba"
(México, 1945)
La mulata de Córdoba, también fue ambientada en Veracruz aunque esta vez más cerca del Altiplano, en Córdoba. Un grupo de jaraneros llega en medio de la celebración por una zafra exitosa. La reina de la fiesta es la negra María Belén de la cual el dueño de la hacienda está enamorado. El grupo, que cuenta entre sus filas a Andrés Alfonso, arpista reconocido, toca El balajú y dedica sus coplas, en cuartetas octosílabas, a cantar a su belleza.

Mujer de canela fina,
negrita María Belén,
tu mirada me fascina
y tus encantos también.

Tu boquita coralina
perfumada con desdén,
la quiero de medicina

Sus labios son ricas mieles,
sus cachetitos son flor,
te daremos lo que anheles
si nos miras con amor.

No sabes cuánto nos duele
que otro tenga tu color,
por ti juramos ser fieles,
al mismo diablo mayor.


"Historia de un gran amor"
(México, 1942)
De mayor trascendencia cinematográfica es la aparición de El balajú en el punto climático de Historia de un gran amor, película realizada en 1942 por Julio Bracho a partir de la novela “El niño de la bola” de Pedro Antonio de Alarcón, novelista español del siglo XVIII. Julio Bracho adapta la historia que tenía lugar originalmente en la Andalucía del siglo XVIII a un siglo XIX mexicano, donde un chinaco pobre de nombre Manuel Venegas, interpretado por Jorge Negrete pretende a la bella Soledad (Gloria Marín, su pareja sentimental en la vida real en ese tiempo). Manuel Venegas orgulloso, abandona el pueblo para buscar fortuna y poder casarse con Soledad. Cuando por fin regresa la encuentra casada con un fuereño que no tuvo miedo de la leyenda de Manuel.

El balajú aparece incidentalmente en la película algunas veces cuando sus versos, muy probablemente de la autoría de Andrés Huesca o de alguno de sus Costeños, van dando el tono a la película, pero es en la escena final, en la fiesta del pueblo, donde en medio del “huapango” 28 Manuel aparece y siguiendo la tradición de pagar por bailar con la pareja escogida, escoge a Soledad a pesar de estar ya casada.

Al tener tu amor prendado
otro amor ya no pretendo.
Mis tratos ni los deshago
ni los compro ni los vendo.
Si me dan un mal pago
yo no soy el que me ofendo.

(...)

Ese que bailó contigo
dice que te ama de veras,
dice que te ama de veras
ese que bailó contigo.
Yo no sé lo que consigo
recordando lo que tú eras,
y vas a bailar conmigo
aunque quieras o no quieras.


Al final la conquista de nuevo, se besan en público, pero la dicha le dura muy poco ya que Soledad es apuñalada por un pretendiente despechado.


Conclusiones

El balajú forma parte persistente del complejo del son jarocho desde cuando menos finales del siglo XVIII y es sin duda uno de los sones más extendidos en las diversas regiones y los diferentes escuelas interpretativas del son jarocho, con una estructura musical, lírica y danzaria definida que le da un carácter propio y peculiar en el repertorio jarocho. Creemos que su relación con El Mambrú es circunstancial y que al encontrarse se han influido uno al otro, pero no pensamos que El balajú deriva de El Mambrú o que es una versión veracruzana de este. De lo que sí podemos estar seguros es que el campo semántico de El balajú y el imaginario colectivo asociado a él está marcado por el mar, lo marinero y los viajes por el océano.

Balajú siendo guerrero
se embarcó para pelear
le dijo a su compañero:
¡Vámonos a navegar!,
a ver quién llegar primero,
al otro lado del mar.

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RLM - noviembre 2017
Actualización: enero 2020

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Rincón Luis Miguel
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